SOMOS LEYENDA
Esta historia empieza en “algún lugar del mundo” , a finales de marzo se conocieron dos personas un chico y una chica, ella era como el reflejo de la luna llena en un lago frío del norte,preciosa, vivía su fantasía porque nadie le veía , le seguían sus miedos en forma de seres tuertos, buena de corazón con mirada de inocencia sin condenar, en cambio él, era un soñador que deseaba tocar la luna allí donde con ponerte de cuclillas llegaras hasta abrazarla, conocedor del secreto que esconde el amor, traductor de miradas mudas. Se conocieron reciclando la primera impresión que tuvieron en otra ocasión, poco tiempo después descubrieron que compartían algo mas que palabras escritas, compartían fantasías , gustos y estilo de vida. Él quería conocer que escondía su risa tímida, sin desvelar su atracción hacia ella, jugaba al escondite con sus propios sentimientos. Empezaron a verse mas a menudo, era una vía de escape a la realidad de las vidas ajenas, gente que les rodea con aparente vida resuelta.
Un dia decidieron conocer “un lugar”, ese lugar tenia encanto especial, su viento jugaba con su pelo, sus quioscos los esquivaba, sus catapultas les amenazaba, la sonrisa fiel compañero de viaje y las canciones que buscamos nuestras vidas reflejadas, allí no faltaba. Luego conocieron el lugar donde el mar linda con relojes de arena rotos, acantilados que invitaban lanzarse a volar y piedras inesperadas que dan nombre al momento. Ese dia fue para ellos un dia especial “standbye”, incluso coincidieron en la misma noche, encontrándose cómplices de la picardía , hasta el límite que él recibió un regalo, incomprendido más tarde, pero haber leído una mirada antes de un beso con sentimiento, es como leer un libro sabiendo el argumento. Él fluyó dentro de ella buscando respuestas, deseaba saber si ella también flotaba.Fue un momento que la noche se apagaba y la tierra susurraba; ella decidió poner murallas de astillas para separar el fuego de las cenizas, él no comprendía como encadenar sentimientos si su corazón miraba de reojo, ¡¡que fácil parece saltarla¡¡, pero el respeto se antepone al deseo, prefería ver de cerca sus ojos a tener que recordarlos.
Viajaron cada uno por su lado, escribieron letras en sus diarios que recogen los buenos momentos que con las fotos recordamos, pero ya con vistas a viajar juntos y escribir así con la misma pluma una aventura que planeaban desde hace tiempo. Hablaron de sus sentimientos, de la guerra perdida a subir la muralla y de caricias que sin darlas las sentían, es una situación que no tienen explicación, si la hubiera nadie lo entendería solo ella, es como canción confundida con poema, son fuegos que no lucen pero queman.
Después de varios días decidieron unirse en un viaje a “algún lugar” que eligieron por su belleza y buena cerveza, una pequeña casita con paredes de arcilla, ventanas que deformaban las vistas, todo parecía obra de un artista, relajarse era fácil bajo espectáculo de luces que tenia ese cielo, todo era perfecto para que el recuerdo fuera mas grande que el muro, las miradas relajaban hasta las tripas mas inquietas. Ya instalados, volcaron la felicidad en bigotes de espuma blanca, entre ellos disputaron la ingeniosidad del argumento mas rebuscado de sus cómicas historias, rozando la locura pero sin tocarla, era magia, un lugar encantado porque se sentían protegidos ante toda negatividad ellos y su mundo.
Una mañana olía a lagrimas el ambiente, él estaba revisando hasta donde llegaba el color verde y donde empezaba el azul. Algo levantó el vuelo de las aves en cuestión de segundos la tranquilidad se convirtió en desastre. Temblores de la tierra acobardaron al paisaje, no podía ni levantar la mirada del suelo, le llegó como relámpago un recuerdo, ella seguía acostada y su deseo era comprobarlo. Corrió torpemente hasta que las sacudidas señalaron mediante una pausa el fin de injusto castigo, ese momento sus ojos aun desorientados vieron la casita derrumbada, anteponiendo un grito, el miedo a lo desconocido le invadía. Allí estaba bajo cascotes de escombro, sin sentido soportando su pequeño cuerpo el peso de un castigo que no era su destino. Su fuerza no era suficiente para quitarle esa carga, los relojes de arena ahora si que marcaban los segundos, como suspiro del anciano que encuentra por fin su bastón, encontró una barra de metal que le serviría como palanca liberando su única esperanza. Consiguió mover la prisión, las pulsaciones junto a las lagrimas parecían engrandecer las fuerzas del desesperado, pero tanto peso comenzó a torcer la barra dándole oportunidad de nuevo a la desesperación de ser protagonista. Él ,como en operación a corazón abierto, tuvo que decidir una de las acciones mas sorprendentes del amor, dejó que su corazón se adueñara de su cuerpo.
El corazón no entiende de miedos, ni de razones el corazón simplemente actúa, se lanzó antes de que se rompiera la barra, se metió junto a ella dándole la espalda, sabia que su cuerpo mas ancho cargaría con el peso y ella se salvaría.
El corazón no entiende de miedos, ni de razones el corazón simplemente actúa, se lanzó antes de que se rompiera la barra, se metió junto a ella dándole la espalda, sabia que su cuerpo mas ancho cargaría con el peso y ella se salvaría.
Le faltaba el aire, comprobó que el aliento de ella calentaba su mano, no le dolía la presión de tanto peso le dolía mas en ese momento, no ver la cara tan preciosa culpable de tanto sentimiento. Sus ojos apagándose recordaba porque la quería tanto. Se veía montado a caballo levantando una de sus patas, ganó una batalla muriendo, una batalla que fue perdida hace tiempo y ella vivirá con el lamento, pero al menos sabrá hasta donde puede llegar el amor verdadero.
Aunque ella es testigo y protagonista, ambos son leyenda, deseos, dulzura atrevimiento, locura, cervezas todo forma parte de esta leyenda.
José Luis Díaz
José Luis Díaz
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