Hoy me he sentado frente a una montaña nevada, esperando cada racha de viento, mis ojos aún adormecidos, se limitaban a observar el motivo por el cual mi sueño no se cumplió. Que tendrá esa nieve, que llega tan profundo, que ni mi fuerte deseo por ella, no ha podido liberarla de sus cadenas. Es mi miedo a perderla, quizás, lo que la confino en su espacio de automotivación, pues no se abandona la esperanza antes que a la misma desesperación.
Si fuera un tesoro para ella, hubiera compartido algo mas de su precioso tiempo, con algo mas que su nieve, esa nieve que la ha convertido en egoísta, guardando su amor expuesto anteriormente. Cuando una persona expone su amor a la otra, tiene que responder a una responsabilidad, existe siempre la posibilidad que ese amor expuesto sea lanzas afiladas, castigo a Pegaso a cortarle sus alas, sentarte en el borde de un precipicio y observar hasta donde te separa , el tenerla o el perderla.
Yo nunca supe que el mar, mi gran preciado tesoro, me arrastraría a mi tantos botines que asaltar, siempre dije que ser un pirata, a parte de conocer las mareas, los vientos y las escolleras, sobre todo tienes que saber valorar cuantos tesoros quedan por descubrir, no existió el pirata que se conformara con un solo tesoro, eso si, el mejor tesoro que llegue hasta mi, será el que hunda mi navío , rompa mi espada y exija la recompensa por mi captura.
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